Historias de desamor (y 4)

En la cajuela había un silencio sepulcral, y el me pregunta -porqué tan callado? sí siempre estas haciendo desmadre y medio-

-me siento mal, especificamente contigo-

-ahh con lo de mi novia-

-sí we, con lo de tú novia-

Y él solo me dijó

-pues veras...



-no hay pedo-

Yo me decia a mi mismo, como que no hay pedo, pero si quiero con su vieja y casí casi me corresponde, me sentía una basura de ser humano

-¿cómo qué no hay pedo?- le decía yo

-Sí, yo sé que te gusta pero hasta ahí, no has hecho nada más-

Y tenía razón no había hecho nada... aún y bueno tampoco sucedio gran cosa solo un pinche beso. Que yo sentí como el beso más rico que haya dado en mi vida, claro era un beso con pecado y me supo muy bien, tal vez por que era prohibido, pero eso se los cuento más adelante.

Después de lo de la cajuela ellos se dierón un tiempo y ahí fue donde ella paso más conmigo, todo mundo pensaba y decía que eramos novios, es que actuabamos como novios, nos mirabamos con cara de te amo de aquí al fin del mundo, incluso mi amigo penso que ya andabamos, al final ella solo me dio alas y nada más, regreso con mi amigo y yo me quedé igual de solo que antes.

Pero como núnca faltan en la vida gente que le gusta meterles cosas en la cabeza a otras. Ella tenía un amigo, su mejor amigo y el que mejor la entendia según ella, que para acabar de empeorar las cosas estaba enamorado de ella,él siempre le decía que su novio y yo eramos las peores personas en este mundo y muchas cosas más que siempre la tenían deprimida y yo para tratar de componer las cosas (jaja, que estupido fuí) hablaba con ella le escribía cartas, o sea era yo un motivador, el monje que vendió su ferrari y sopa de pollo para el alma se quedaban pendejos.

y fue en una de esas tantas charlas en la banqueta de su casa cuando la besé...